Desde que ocurrió la tragedia del Volcán de Fuego, el 2 de junio, Carlos y yo tuvimos la inquietud de ayudar a algún peludito, la respuesta no fue tan rápida como Carlos esperaba, pero obviamente la logística de esto debe haber sido una locura, llenamos la papelería con Bienestar Animal para dar hogar temporal y esperamos. El viernes 15, nos avisaron que había un perrito que traían del área y que necesitaba hogar temporal, allí empezó todo para Vicente Pompeyo (Vincent > Van Gogh, creo que lo vi más pelirrojo de lo que es y Pompeyo >Pompeya, ya saben otra tragedia por un volcán).
Debo confesar que al principio tuve temor, nuestra manada ecléctica está equilibrada y debo decir que tuve mucho MUCHO temor que la Nola se almorzara al chaparrito que me estaban entregando. Él quería regresar con los rescatistas, estaba agitado y no quería irse conmigo; lo trate de tapar con el ponchito de los chuchos que estaba en el carro y como pude, sin que se escapara lo metí al carro. Poco a poco se fue tranquilizando y el tráfico del viernes ayudó a que eso pasara.
Al llegar a la casa entré en pánico porque no sabía qué iba a pasar, traté de recordar todas las cosas que he leído sobre llevar perros nuevos a la casa y lo único que podía recordar era que era bueno sacarlos a pasear, cansarlos y que así pudieran ser amigos por siempre… ja ja ja
En resumen, la Nola no tuvo ningún problema al principio, la caminata iba bien hasta que ella se le lanzó sin hacerle nada y el como buen chaparro, respondió, al separarlos en la casa todo estuvo bien con los otros chaparros hasta que, sorpresa, el hospedado pensaba que los ronquidos/respiraciones/casi gruñidos de Jorge eran una amenaza y decidió defenderse por si las moscas…
Cuando llegó Carlos lo fumigó literalmente porque venía INFESTADO de pulgas y garrapatas, el obviamente se dejó divinamente porque lo estaban sobando y espulgando, esa fue la primera de varias durante los siguientes días, a él le gusta mucho esta actividad.
Habían pasado como 3 horas desde que había recogido al chuchito y mi ansiedad me decía que no eramos lo mejor para él y que posiblemente no íbamos a hacerle un bien, al contrario, pero todo empezó a cambiar y por una razón que no se ni entiendo el sábado en la mañana, estaban conviviendo felices y tranquilos con la Nola, primero con nosotros y el resto de la manada, luego solos (mientras los veíamos por la ventana) y luego paso tiempo y más tiempo y ellos en la paz de la convivencia, el alma (que se me había ido del cuerpo como desde las 6:30 de la tarde del día anterior) me regresó al cuerpo y todo empezó a verse claro.
El sábado mi tranquilidad se esfumó, ya estábamos tranquilos de que se estaban llevando bien con la Nola, así que decidimos dejarlos un rato porque teníamos un compromiso, todo era felicidad hasta que nos llamaron para decirnos que “el chuchito café que creían que era nuestro estaba en el techo de la casa de la par”… ¡sentí que eramos el peor hogar temporal del mundo mundial!, pero somos necios o perseverantes, así que tratamos de cubrir cualquier acceso que le permitiera al Vicente meterse en problemas otra vez y lo peor de todo, lastimarse; no íbamos a desistir luego de un día.
El domingo aprovechamos a vacunarlo, el Arca de Noé junto con el Ministerio de Salud hicieron una jornada de vacunación así que Pompeyo está ya vacunado contra la rabia, para evitar sustos nos lo llevamos a la cena que teníamos ese día, donde comprobamos que; se porta bastante bien en cualquier lugar mientras no hayan otros perros muy cerca de él, le encantan los niños porque estuvo jugando pacíficamente con cuatro niñas de dos a nueve años y que viaja muy bien sin estresarse.
El lunes salimos con el corazón en la mano porque debíamos regresar a la rutina de la semana y dejar al Vicente con la Nola, si ustedes se imaginan lo peor, pues están más o menos en la realidad, el lunes Pompi logró pasar las barricadas para meterse a la casa rompiendo una paleta y el cedazo de una ventana, no habían travesuras ni nada, solo el chucho adentro de la casa y la Nola un poco molesta por no ser más pequeña y hacer lo mismo. En la noche Carlos ya había puesto una barricada que básicamente no dejaba cruzar a un Gran Danés o un caballo, así que debía funcionar.
Si creen que voy a continuar con una lista enorme de cosas que ha hecho, qué poca fe le tienen al Vicente, el resto de la semana ha sido celestial comparada a los caóticos “tres primeros días” y viendo todo en retrospectiva, a la Sushi le tomo más tiempo acostumbrarse a la casa, y la Nola pasó más de dos años haciendo travesuras, así que viéndolo así, no ha sido tan malo.
Aunque aún no conocemos la historia de Pompeyo, le daremos hogar temporal hasta que encuentre una familia, lo cuidaremos y trataremos que encuentre una familia ideal para él. Escribiendo esto, quiero contarles a todos los que desean adoptar o dar hogar temporal que hacerlo no es fácil, no es automático, es una locura (que no tiene por que ser algo malo). Todos los perros adultos que llegan a un nuevo hogar posiblemente tengan traumas o no logren adaptarse rápidamente, hay que tenerles paciencia y entender que para ellos todo es desconocido, no saben dónde hacer pipí, no saben cuáles son los lugares a los que no tienen acceso, no saben que no pueden subirse a la mesa o comerse el papel del baño y es parte del compromiso ayudarlos a educarlos o reeducarlos para cuando encuentren su hogar para siempre.
Vicente Pompeyo puede estar tranquilo con los otros chuchos, pero si estamos Carlos o Yo presentes el se apodera de nosotros y les gruñe a todos si se acercan un poco, no hemos logrado que esta actitud desaparezca pero tratamos de corregirlo todos los días.
Si quieren ayudarnos a encontrar un nuevo y perfecto hogar para siempre para Pompeyo, les comparto algunas de mis ideas según esta primera loca semana:
- Pienso que debería ser perrhijo único debido a los conflictos de celos/miedo/poder con nuestra manada.
- Un hogar con actividad física, le gusta pasear y es muy activo, pienso que podría acompañar a humanos en muchas aventuras y viajes (viaja bien en carro, “like a pro”).
- ¡Niños!, le gustan los niños, el ruido y es buen compañero de juegos mientras sea él el único chucho-niñero.
- Alguien que pasa tiempo en la casa, es un perro faldero, en estos momentos esta enroscado en mis pies, eso hace siempre, acompañarnos, se ve siempre necesitado de amor y hace fiestas locas cuando llegamos a la casa.
- Alguien que tenga paciencia (esto aplica para cualquiera) no sabe ir al baño y ha hecho pipí cuatro veces en las paredes, estamos enseñándole algunas cosas pero es apenas el comienzo.
Si ustedes creen conocer a alguien que pueda darle un hogar para siempre a Pompi, pueden escribirnos aquí o al Instagram, donde hemos publicado sus fotos. Esta primera semana ha sido sufrida, pero no nos arrepentimos, Vicente es maravilloso y nuestro objetivo es conseguirle un hogar igual de fantástico. No es mi intención asustarlos con estas historias de la vida real, nunca es igual, nunca es tan terrible o es peor (mucho peor), pero hay que estar preparados para todos, en el fondo todos los chuchos son maravillosos, además, superada la primera semana, la cosa se pone más fácil, espero.