Empecemos claro, NUNCA ME HAN GUSTADO LOS CHIHUAHUAS.
Pero Wasabi es NUESTRO Chihuahua y me encanta.
Como eterno amante de los perros, siempre he tenido predilección por las razas de tamaño grande, por los perros que pueden consigo mismos y que por lo tanto pueden también con uno. Aunque en los últimos años he estado abogando por difundir el credo de que las razas no importan, lo que importa es el amor del perro, el sentido que le da a tu vida tener un compañero canino, y que no importa la raza, no importa si tiene o no, lo importante es que te tenga a ti; siempre existe un pequeño sesgo, y en mi caso es que me gustan mucho los perros grandes. Y seguirá siendo así.
Ahora bien, los chihuahuas, o chihuahueños nunca han sido de mis favoritos, de hecho es la única raza de perro sobre la cual he dicho algunas cosas de las que no me siento orgulloso. Pero mi vida no ha estado exenta de encuentros y anécdotas que incluyen chihuahuas, y como en todo, algunas son bastante buenas. Como pueden imaginarlo, nunca he buscado, o había buscado acercarme o tener contacto alguno con chihuahuas, debido a que no me parecían 100 % perros, siempre temblando, malhumorados, ojos saltones, delicados en todo sentido, caben en bolsas y les encanta estar dentro de ellas, etc, etc, etc; todas mis opiniones estaban en contra de ellos, creo que lo más amable que había dicho sobre ellos es que todos tenían personalidad de divas o de rock stars.
Hasta que conocí a Simón y Compañía(Toto, Nacho y Fifi), el Simón me agradó desde el primer momento en que lo conocí, de hecho, no parecía para nada un chihuahua, y no solamente en comportamiento, su tamaño era poco menos que gigantesco para su raza, era algo así como una cruza entre un perro y un tepezcuintle, era un trocito, gordito, casi reventado de tan gordo, y ERA TODO LO CARIÑOSO Y AMABLE QUE UN PERRO PUEDE SER!, le gustaban los OTROS humanos y le encantaban las visitas!. Fue un buen perro, un mal chihuahua, pero un BUEN PERRO.
Luego venía el Toto, haaaaa un criaturita de unos 15 cms de altura, con todo el mal genio y emputamiento concentrados justo en el medio de sus dos canicas, una maquinita de ladridos y gruñidos, un pequeño engendro del demonio, expulsado del averno por escandaloso y por haber mordido a Satán en el cuello. Además de su carácter tan peculiar era lo que puede llamarse un minigoldo, todo lo que podía ser comido, se lo comía, una vez lo encontré ahogándose con los restos del caparazón de un caracol de patio, se lo había comido con todo y concha; claro pueden estar seguros que el agradecimiento que recibí por haberlo ayudado fueron 5 minutos de ladridos y una minimordida al sacar los restos de concha de su boca.
La Fifí, una diva fufurufa malgeniuda aprovechada e inmisericorde, me mordió no menos de 6 veces, aunque puede que más debido a lagunas mentales. Fifí era la madre de Simón, Nacho, Toto y Fito, aunque creo con total seguridad que ella no tenía madre, me mordióooooo!!, a ella la conocí ya de una edad avanzada y llegó a vivir 17 años! lo cual en esta raza no es inusual. Su rutina era abrir los ojos, hacer sus abluciones matinales, dormir, comer, más abluciones, dormir, abluciones, dormir, abluciones, dormir, hacerle fiesta a Analú y a la Tata, dormir, otras abluciones, otra siesta, cena, fiesta chiquita a las susodichas, abluciones y buenas noches.
Tanto Toto, Simón, Fifí y Nacho ya no están con nosotros, nuestra manada ha cambiado de forma radical, y cada una de estas faltas se hecha de ver, de esta familia, el último en partir al otro lado del arco iris fue el Nacho, y aunque tenía una edad avanzada cuando partió(13 años) jamás demostró tener achaques de edad y se mantenía siempre en buenas condiciones, fue el más sano de la familia y el que mejor representaba todas las cualidades que se necesitan para ser un chihuahua. Con él, afianzamos un poco, solo un poco, nuestra relación cuando me tocó llevarlo de emergencia al hospital debido a una fractura de su pata trasera. Soportó como los grandes el viaje dentro de un morral, y aguanto las exploraciones practicadas por el doctor; además me sorprendió lo poco que demostró dolor cuando le fueron retirados los pines, cosa que yo soporte ver solo gracias a que me quedé catatónico cuando vi la herramienta para cortarlos. Luego de eso, Nacho y yo nos volvimos un poco más cercanos.
Luego de la partida de Nacho, llegó a la casa Dead Pixel, un perrito mestizo pero con un 80 % de chihuahua(como mínimo), una cosa preciosa, su pelaje duro, rebelde, su actitud de Angel del Infierno, su color Negro como una noche de campamento. Su paso por la casa fue corto, pues llegó en unas condiciones que no eran muy buenas, se adaptó a la manada en poco tiempo, estableció su lugar y puso a los demás de su lado, por un tiempo, junto a Don Jorge y la Sushi formó lo que yo llamé el “Equipo Manipulación” debido a que los tres juntos eran capaces de convencernos de lo que quisieran. Pixel cruzó también el puente del arcoiris, fue algo duro y nos costó mucho aceptarlo, pues fue muy poco tiempo el que pasó con nosotros, sabemos que lo disfrutó y que fue feliz.
Luego de este duro momento, nos enteramos de la historia y situación de una pareja de chihuahuas que necesitaban un hogar, a pesar de lo que habiamos pasado, decidimos que no podiamos cerrarnos y que si podiamos cambiar la vida de esta pareja de enanos, pues que lo haríamos, y así fue como llegaron a la casa Soya y Wasabi, Analú ya ha hablado de ellos en una nota anterior. Por un tiempo la manada fue de 5, y más de la mitad era temática(Sushi, Soya y Wasabi). Soyita era la personificación de la ternura y de la manipulación, su cuerpo mínimo, sus extremidades parecian a punto de doblarse, su actitud era, con nosotros, de un dulce, una criaturita que necesitaba (y obtenia) todo el amor y cuidado que se le pudiera dar, era celosisima, tanto con nosotros como con su compañero Wasabi. Fue durante el día de Navidad del 2016 que la perdimos, aún estamos afectados y creo que su partida fue la razón por la que concentramos mucha atención en Wasabi, pues nos preocupó que la falta de Soya le afectara mucho, afortunadamente el niño ha estado bien. Esperamos que los días que le dimos a Soya fuesen los mejores de su vida y que supiera que la quisimos mucho y que eran de verdad parte de la familia/manada que hemos formado.
Bueno, llegamos al punto donde hablo del Young Master Wasabi, él es ahora el pequeño, el nene, el consentido, el recipiendario(y propietario) de todos los apocopés infantiles que se nos ocurren. Él es el único que se toma la libertad de irse a dormir sin siquiera desear buenas noches, no ayuda el hecho de que el señorito posee una colección de lugares para dormir, desde camas altas, hasta casas de campaña de su tamaño, pasando por colchas, peluches, almohadones y todas las camas de sus hermanos y los sillones a donde puede llegar con sus patitas, a veces usa como lugar de descanso a sus propios hermanos.
Wasabi ha llegado a tomarme tanto cariño, que como se dice en buen chapín, vuelta que doy, vuelta que da él. Me persigue en la cocina, ve la tele conmigo, y si llego a cometer el error de encender la compu estando sentado en el sillón de la sala familiar, es seguro que Wasabi terminará sobre el teclado. Siempre desea cariño, y hace lo necesario para obtenerlo, tanto así que a veces ya no me doy cuenta en que momento llega, o como lo hace, a colocarse sobre mis piernas mientras estoy sentado, y cuando mi atención se desvía a otras cosas, él consigue hacerme saber que se encuentra presente y que es hora de acariciarlo.
Él es el único de la manada que se ha negado a aceptar órdenes para comer, el no se sienta o espera por su comida, aunque conoce perfectamente el órden en el que le toca recibir su ración(él es el #1). Su tiempo para comer es el menor y por ello siempre le sobra tiempo para “ayudar” a Don Jorge y a Nola a terminar sus raciones. Actualmente está a dieta (o al menos eso quiero yo creer) para regular su peso, pues como buen consentido, ha subido de peso y nos preocupa su salud, debido a su edad.
Para él todo el mundo es una posible aventura, y aunque no lo crean tiene una vena de aventurero, me ha seguido por algunos tramos bastante escabrosos en el parque Jacarandas de Cayala, y no para quejarse, si no para estar conmigo, lugares donde la Nola tiene que saltar para pasar, el pasa debajo de las ramas. Por supuesto lo que para Nola son dos zancadas, para él son 50 pasitos, pero él los hace y trata de mantener el ritmo. Es un aventado!! Justo en este momento, ahora que escribo estas líneas, él y la Nola se encuentran en el mismo sillón donde estoy, besandose, sip, Wasabi literalmente mete su cabeza en la boca de la Nola para darle lenguetazos, se mueven de un lado a otro y en algunos momentos solo se escucha el ladridito de Wasabi avisando que ya no aguanta el peso XD, es más valiente que el primero que se comió un chiltepe (permiso Salomé).
En fin, ahora soy el humano de un chihuahua, y la verdad es que debo comerme muchas de mis palabras, es un perro genial, es un chuchito cabrón y es una criatura tierna, emputado y traicionero, adorable e indefenso, huevon y medio, aventado y descuidado, rebelde contumaz y exigente. Un chucho de awebo. 😀